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La extensión territorial relativamente compacta de la ciudad significa que las atracciones turísticas están a corta distancia entre sí. Un viaje a Kigali no debe omitir una visita al Centro en Memoria del Genocidio, inaugurado en 2004, que documenta uno de los perodos más sombríos de la historia de Ruanda. El Museo del Palacio Presidencial, en las afueras de la ciudad, fue una vez la residencia del presidente Juvénal Habyarimana, que murió en un accidente de aviación en 1994. El museo brinda una mirada fascinante de su vida.

Independientemente de que usted haya visto la película Hotel Ruanda, deberá visitar el Hôtel des Mille Collines, que sirvió de inspiración para el filme. Otro punto de interés en el centro de la ciudad es el Museo de Historia Natural, del cual se dice que fue el primer edificio de Kigali y donde una vez viviera el explorador alemán Dr. Richard Kandt.

Para ver parte de la fauna silvestre de Ruanda, visite el Parque Nacional de Akageram, a unas dos horas de viaje desde el centro de la ciudad. La sabana es el hogar de elefantes, babuinos, jirafas, antílopes, búfalos, cebras y muchos otros animales.

En Kigali estará cerca de la amplia belleza natural de Ruanda. Viajeros de todo el mundo vienen a Ruanda a admirar la fauna silvestre del país, que incluye el gorila de montaña y el mono dorado. Las visitas a Kigali suelen combinarse con un tour del Parque Nacional Reina Isabel en la vecina Uganda.

Los madrugadores podrán disfrutar de un trote matutino en el circuito Gisozi, que serpentea por los suburbios de la ciudad. Esta vía brinda vistas espectaculares de los arrozales y la campiña circundantes.

Las familias podrán jugar bolos de manera diferente en el Mamba Blub, donde no hay máquinas y los bolos se colocan a mano. También encontrará una variedad de actividades culturales en Kigali. Tome una clase de ballet en el Ballet Ruanda o visite el Dancing Pots Craft Centre.

Muchos de los restaurantes de la ciudad están ubicados en lo alto de las colinas y brindan vistas espectaculares de la ciudad. La preparación de los platos ruandeses lleva un poco más de tiempo, pero cuando los platos lleguen a su mesa verá que la espera valió la pena. La abundancia del pescado y las verduras frescas, combinada con las influencias belgas, garantizan que la comida de Kigali se encuentre entre las mejores del país. Aún así los precios son sorprendentemente baratos.

Los platos tradicionales incluyen el «matoke» (plátanos cocidos al vapor), «ugali» (gacha de maíz) e «ibihaza » (calabaza con alubias). A medida que Kigali va abriéndose al mundo, su panorama culinario va ampliándose. Encontrará restaurantes de comida internacional, como italianos, japoneses, americanos, indios y tailandeses. Las opciones para comer fuera van desde los kioscos de comida rápida hasta los restaurantes exclusivos.

Si va de compras, tenga en cuenta que la mayoría de los productos son importados, de modo que los precios tienden a ser algo altos y no es fácil encontrar gangas. Para los mejores precios en Kigali, es más recomendable comprar artículos comunitarios locales. El regateo es aceptable en los kioscos de los mercados y en algunas tiendas pequeñas.

El café ruandés es uno de los productos más codiciados, seguido de cerca por el té y la miel locales. Pruebe la miel de Nyungwe Highlands y no se decepcionará. Antes de hacer cualquier compra, consulte con las autoridades aduaneras de su país con respecto a qué productos alimenticios podrá llevarse a casa.

Para una experiencia auténtica de la vida ruandesa, visite el mercado Kimironko. Su sección de ropa de segunda mano siempre vale la pena un vistazo. Las coloridas telas ruandesas y del África Occidental son excelentes regalos.