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El Museo Slemani merece una visita de todo aquel que realmente desee tener una idea del patrimonio cultural de la ciudad. Desde su exterior, el edificio podría confundirse con una tienda grande, pero una vez dentro, usted descubrirá un tesoro de riquezas mucho más antiguas que la propia ciudad. Cuenta con la segunda mayor colección de objetos históricos en Irak, algunos de los cuales datan del Paleolítico.

La Gran Mezquita es otro punto que no puede perderse durante una visita a Sulaymaniyah. Aquí también las apariencias engañan. El aspecto exterior del edificio no es particularmente deslumbrante, y ni siquiera parece ser muy antiguo, pero una vez dentro podrá admirar los intrincados mosaicos, las imponentes columnas y los bellos frisos que adornan sus paredes. Tenga presente que esta mezquita es un centro religioso activo donde raramente, por no decir nunca, se les permite la entrada a los no musulmanes.

Muchas reseñas de la ciudad no mencionan el gran número de espaciosos parques, perfectos para relajarse durante su viaje a Sulaymaniyah. El Parque Azadi, la versión iraquí del Central Park de Nueva York, es un ondulante mar de verdor exuberante salpicado de fragantes rosas y cimbreantes palmeras. Está dividido en jardines mantenidos con mucho esmero e incluye áreas de juego para los niños, además de cafés y restaurantes. La laguna del centro del parque es perfecta para disfrutar de un refrigerio al aire libre.

Otro lugar bello es el parque Sarchnar, que tiene más opciones que ofrecerles a las familias que viajan a Sulaymaniyah con niños. Aunque no se trata de un parque temático, tiene una noria desde lo alto de la cual podrá deleitarse con vistas espectaculares de este asombroso oasis, incluye un pequeño parque de diversiones y un minizoo con muchos animales que los pequeños podrán admirar, ¡y hasta habrá oportunidad de acariciar a las cabras! El mayor lago del Kurdistán Iraquí. 

Otra opción es visitar Chavi Land, una de las mayores atracciones turísticas de Sulaymaniyah y la región del Kurdistán. El parque, construido en las estribaciones del Monte Koizh, abarca aproximadamente 750.000 metros cuadrados.

La cocina iraquí es sorprendentemente saludable, y las verduras y legumbres forman gran parte de la dieta. Pasee por las calles y sus sentidos serán tentados por los aromas de carnes asándose, estofados cocinándose y pan horneándose. Las bebidas de rigor son el té negro dulce o el café fuerte y robusto, que suele servirse con un plato de dátiles para contrarrestar el amargor.

Sería imperdonable visitar Sulaymaniyah sin probar la cocina local. Entre las ofertas de los vendedores callejeros, busque las frituras de zanahoria dulce, las patatas salteadas servidas con salsa de pimiento rojo y los estofados de cordero servidos con bollos remojados en tomillo para absorber los jugos.

A primera vista, no parece haber muchas opciones de recreación, pero hay una actividad que aguzará sus sentidos y le acelerará el pulso: ir de compras. 

Aunque los centros comerciales modernos no escasean dentro de los límites de la ciudad, para la mejor experiencia de compras y la oportunidad de hacer un hallazgo único, visite el Souk Central. ¡No tendrá dificultad alguna para encontrar este bazar, ya que prácticamente todas las calles conducen a él!

Una vez en su interior, se encontrará en angostas y abarrotadas callejuelas rebosantes de imágenes, sonidos y olores. El Souk Central es un paraíso para los cazadores de gangas, ya esté buscando una alfombra bellamente bordada, una estera para la oración finamente ornamentada o joyería artesanal. Encontrará también perfumes con base de aceite en lugar de alcohol, y hierbas y flores locales en lugar de sustancias químicas. Una visita al Souk Central es una experiencia maravillosamente ruidosa, emocionante y perfumada por los aromas de especias, café y pan recién horneado.