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La superficie de Ginebra es de menos de 16 km2. Pero compensa con atracciones lo que carece en tamaño. En el Lago de Ginebra, el Jet d’Eau, una de las fuentes más altas del mundo, con 140 metros, no pasa desapercibido. Con su chorro que arroja 500 litros de agua por segundo a 200 kph, atrae multitudes desde 1891.

La histórica catedral de St. Pierre, una imponente estructura que combina distintas influencias arquitectónicas, es un sitio para recordar. Cálcese zapatos cómodos y suba los 157 escalones hasta la cima de las torres de la catedral donde podrá admirar una vista panorámica de la ciudad.

También podrá satisfacer su curiosidad cultural en uno de los distintos museos y galerías de Ginebra; el Musée d’Art et d’Histoire es el más grande. Cuenta con más de 7000 objetos en exposición, desde artefactos prehistóricos a obras de arte modernas. Su viaje a Ginebra no estará completo sin una visita al Bâtiment des Forces Motrices, una antigua planta hidroeléctrica en medio del río Ródano transformada en centro cultural.

Visite el Quartier des Grottes, un distrito con edificios peculiares, para conocer el carácter bohemio de la ciudad. Tiene una larga historia de resistencia social gracias a la cual los residentes impidieron varios intentos gubernamentales de demolición y modernización de la zona. En la actualidad, viven en Grottes artistas, poetas, artesanos y jóvenes profesionales. También cuenta con varios cafés, restaurantes, estudios y tiendas de libros de segunda mano.

Un viaje a Ginebra es una gran oportunidad para desconectarse y comulgar con la naturaleza. Pasee por los amplios espacios verdes de la ciudad. El Parc des Bastions y el Parc de la Grange están llenos de senderos y atracciones, como fuentes y un tablero de ajedrez gigantesco. O bien, puede alquilar una bicicleta y pasear por la ciudad a su ritmo.

También se realizan eventos importantes a los que vale la pena asistir, como el Salón del Automóvil en marzo y el festival de música en junio. Otra zona apta para actividades de descanso es Carouge, un caserío estilo mediterráneo conocido en Ginebra como la "Pequeña Italia". Cuenta con varios restaurantes, cafés, un museo y una piscina de dimensiones olímpicas por si le apetece nadar.

Las tradiciones y los gustos de Alemania, Francia e Italia han influido en la cocina suiza. Café du Soleil, ubicado en Place du Petit-Saconnex, tiene la reputación de servir la mejor fondue en Ginebra. La fondue es un plato de queso fundido que se sirve en una cazuela de cerámica, calentada por una lámpara, en la que se sumergen trozos de pan con un tenedor de mango largo. La raclette es otro plato popular suizo que se prepara calentando una rueda de queso y raspando la parte fundida con patatas con cáscara, pepinillos y cebollas.

Ginebra, paraíso de los gourmands, cuenta con varios restaurantes con estrellas Michelin. Como ciudad cosmopolita, también es el sitio ideal para probar platos internacionales. La zona que rodea a la estación de ferrocarril está repleta de establecimientos económicos, pero encontrará muchos sitios para presupuestos medios a altos más cerca del centro. Si desea conocer la Ginebra auténtica, visite el Edelweiss Manotel, donde podrá escuchar música tradicional en vivo mientras saborea su comida.

En las tiendas especializadas de Ginebra podrá comprar los mejores chocolates del mundo. Si busca joyas y relojes de diseño, no hay otro sitio mejor. La ciudad alberga un sinfin de tiendas tipo boutique y marcas de lujo centenarias.

Si busca souvenirs, como relojes cu-cú, visite las calles que conectan el lago con Gare de Genève Cornavin. Si desea comprar artículos más genéricos y marcas de prestigio, busque los grandes almacenes del centro de la ciudad que se especializan en ropa y electrónica.