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Aquellos con una pasión por la historia y la cultura fácilmente podrían enamorarse de Fráncfort. El Römerberg, antiguo centro de la ciudad, alberga edificios que datan del siglo XIV, incluyendo el del Ayuntamiento y Rententurm, una torre gótica fortificada. Vale la pena visitar la catedral principal de la ciudad, tanto por la arquitectura como por las vistas desde la torre de la iglesia.

Si este es su primer viaje a Fráncfort, adquiera un pase para la «Orilla de los museos» (Museumsufer); con él podrá entrar a todos los museos de la ciudad durante dos días seguidos. Desde el Museo Architektur al Museo de la Cultura Mundial, los centros culturales de la ciudad solo son superados por los de Berlín.

No se pierda la torre principal de 56 plantas, donde podrá subir al ascensor que tarda 45 segundos en elevarse a 200 metros sobre el nivel de la calle. Las vistas desde arriba son impresionantes, así que recuerde llevar su cámara.

Quizás tenga la fortuna de que su viaje a Fráncfort coincida con uno de los festivales museísticos de la ciudad. El festival «Museumsuferfest» se celebra el último fin de semana en agosto, con comida, música en directo y entretenimiento, así como visitas especiales de colecciones que normalmente están cerradas al público.

Para ir de compras o simplemente explorar la ciudad, el barrio de Bornheim tiene un agradable ambiente bohemio. Las casas medievales de Berger Straße dan paso a boutiques, restaurantes y cafeterías donde podrá pasar la tarde viendo a la gente mientras disfruta de una taza de café y un pastel.

Disfrute de un pícnic en Grüneburgpark, el mayor parque de la ciudad, o pasee por el río Main. Para algo un poco más activo, diríjase hacia montañas de Taunus para llenar sus pulmones de aire fresco. Allí hay algunas rutas de senderismo excelentes, y también podrá ver las ruinas de tres castillos (Kronberg, Falkenstein, y Königstein) en una sola visita. Le será muy fácil llegar hasta las montañas en transporte público.

Con tanto que ver y hacer en Fráncfort, seguro que le vendrá un gran apetito, así que es de agradecer que la gastronomía alemana sea abundante. Desde restaurantes de comida rápida y puestos de comida callejera, a establecimientos de estilo buffet internacional, lo tendrá muy fácil para comer bien en Fráncfort. Grosse Bockenheimer Straße es una de las zonas más populares de la ciudad para cenar; está repleta de cafés, restaurantes y puestos de comida rápida.

Como es de esperar, los productos cárnicos, los pretzels y el chucrut tienen un gran peso en la cocina alemana. Sachsenhausen cuenta con varios restaurantes que sirven comida tradicional alemana. Aquí encontrará muchos platos que se sirven con Fráncforter, una salsa fría y verde a base de nata agria, huevos duros, hierbas y especias.

Fráncfort es un paraíso para los amantes de las compras en comercios; el centro de la ciudad está lleno de tiendas de todos los tipos y tamaños. Zeil Straße es una de las calles comerciales más concurridas de Europa; aquí encontrará grandes almacenes. Si busca marcas de diseño, diríjase a Goethstraße; si en cambio, lo que quiere es experimentar todo el ajetreo de un mercado típico alemán, valdrá la pena que visite el Kleinmarkthalle.

Para buscar moda de vanguardia, podrá encontrar tiendas alemanas en Schweizer Straße. Los sábados visite el mercadillo en Sacksenhausen, donde a menudo se pueden encontrar piezas de época o recuerdos inusuales a precios increíbles.