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Kilimanjaro es la puerta de entrada a la zona de conservación de Ngorongoro y al Parque Nacional del Serengeti. Aparte de la escalada de montaña, hay mucho que ver y hacer. Como era de esperar, la mayoría de las atracciones incluyen la vida salvaje y explorar los impresionantes paisajes.

Las cataratas de Materuni y de Kinukamori, por ejemplo, son espectaculares, con su propia flora y fauna autóctona, sobre todo aves y monos. El lago Chala, en las estribaciones del monte Kilimanjaro, es un lago volcánico, y un tour le llevará al corazón de la tribu Chagga. Su viaje a Kilimanjaro también debe incluir recorrido alrededor de las faldas del monte, donde podrá conocer a algunos animales exóticos en su hábitat natural. No se olvide de llevar una cámara y sacar al fotógrafo aficionado que lleva dentro.

Obviamente, un viaje a Kilimanjaro va a ser una actividad de vacaciones. Hay numerosas excursiones y caminatas para elegir, para satisfacer una amplia gama de gustos y niveles de aptitud. Para los no iniciados, la ruta de Marangu es el camino más popular y posiblemente más fácil de tomar cuando se sube el monte Kilimanjaro, debido a su pendiente gradual. Fuera de las siete rutas del Kilimanjaro, Marangu es también el único que ofrece alojamiento nocturno.

La ruta más pintoresca es Machame, donde se tarda entre seis y siete días en ascender y se orienta más hacia los escaladores aventureros. En la ruta de Lemosho, deberá estar acompañado por un guardabosques armado, pues lo más probable es que se encuentre con animales que no son precisamente amistosos.

Las opciones culinarias en el Monte Kilimanjaro, como era de esperar, son limitadas. No hay restaurantes a lo largo de las rutas y la comida es cortesía de los cocineros y porteadores que le acompañan en su ascenso. Llévese algunas chocolatinas y barritas energéticas, ya que la calidad de la comida tiende a deteriorarse hacia el final de la expedición, cuando los suministros se agotan. Todo esto forma parte de la aventura, y siempre y cuando beba un mínimo de tres litros de agua diarios debería estar bien.

Sin embargo, de vuelta en la ciudad, usted encontrará que la región de Kilimanjaro tiene un montón de cafés y restaurantes que sirven recetas internacionales, incluyendo de India, América e Italia. Si quiere comer como los lugareños, pruebe los platos tradicionales de Tanzania, como el«nyama choma» (carne a la parrilla), el «ndizi kaanga» (plátanos fritos) y el conocido arroz pilau (arroz con especias).

El Kilimanjaro ha permanecido relativamente inalterable por los grandes desarrollos comerciales, así que no espere ningún gran almacén ni boutique en la zona. Sin embargo, unos cuantos chelines tanzanos pueden dar mucho de sí con miembros emprendedores de la tribu indígena Chagga, que venden auténticas joyas y artesanía.

La mayoría de sus compras tendrán que hacerse antes de llegar aquí. Lleve consigo artículos esenciales, tales como sacos de dormir, pastillas para la malaria y equipos de escalada.